Los últimos datos publicados por Eurostat 
sobre la capacidad de los ciudadanos europeos de costearse una semana de vacaciones por cuenta propia, es decir que no incluye las vacaciones en el pueblo de los padres y otras invitaciones, retrata una vez más la miseria salarial que reina en España, ya que el 34,2% de los españoles mayores de edad confiesan que no pueden afrontar el gasto de una semana de vacaciones.
A pesar de la magnitud de la falta de posibles en la ciudadanía española, el porcentaje se ha ido reduciendo sensiblemente en los últimos años, ya que solamente el año pasado y el precedente (2018 y 2017) el porcentaje descendió del 40%, tomando la serie que Eurostat publica desde 2009. En los peores momentos de la crisis, el porcentaje de personas que aseguraban no poder costearse vacaciones de una semana fue del 48% en 2013 y 46,6% en 2012.
La media de pobres vacacionales en la Unión Europea se sitúa en el 28,3%, un porcentaje altísimo, y solamente 13 países tienen un mejor registro, siendo Suecia el país donde sus ciudadanos están más holgados, con menos del 10% incapaces de costearse las vacaciones de una semana. Sorprende que España no esté siquiera en el grupo de los mejores que la media y sí lo integren los ciudadanos de Estonia, Eslovenia y la República Checa.
Se puede presumir que españoles con alguna, aunque pequeña, capacidad de ahorro no lo hacen para las vacaciones por disponer de cama y mesa en casa de padres o familiares y amigos en mejor situación económica. Una situación similar pudiera explicar la penosa clasificación de Italia, cuyos ciudadanos alegan incapacidad de pago vacacional en un porcentaje del 43,7%. En el número uno están los rumanos, con un 58,9% de imposibilidad de costear las vacaciones. No obstante, los rumanos han mejorado sensiblemente su situación económica en este aspecto, ya que ese porcentaje era del 75,6% hace diez años.
